viernes, 20 de noviembre de 2009

CRÍTICA DE GUILLERMO ARRÓNIZ EN "EL LIBREPENSADOR" SOBRE "EL GOLFO DE LOS POETAS" (8/11/09)



EL LIBREPENSADOR

http://www.ellibrepensador.com

«Notamos que se ha vuelto frágil nuestra osamenta cuando empezamos a recelar de cualquier caída, debe de existir un instinto que nos dice que nuestros huesos ya no son elásticos, que el cartílago se ha ido transformado en piedra y leña, pronto en cristal, que debemos obrar con cautela en los gestos que ejecutábamos sin pensar». Página 17.

«La calima había deshecho la lluvia de la tarde y al acercarnos al barranco vimos que la luna asomaba entre una celosía de nubes. Relucía preñada como una becerra, nos miraba, hay algo de mágico en los ojos de una embarazada, hinchada de blanco estaba aquella luna, luz mil veces repetida en el socavón de las canteras de mármol». Página 28.

«Dios nos libre de la sinceridad de los amigos, Val, de sus palomas mensajeras y sus repartos de culpas, de los necios con sus aduanas e impuestos, de las estúpidas verdades de la gente decente». Página 46.

«...la propiedad es el cordón umbilical que nos une al mundo, nos radica en él… Nuestra vida es una lucha por aumentar nuestro ejército de pertenencias. Somos fieros aprendices de conquistadores, cuantas más posesiones mayor ambición, narcisos que desean ver su reflejo en multitud de aguas. Si pudiéramos seguiríamos llevándonos ese patrimonio a la tumba, como en Etruria o Egipto, no para disfrutar de él sino para que no volviera a pertenecer a nadie». Páginas 104-105.

«El esqueleto es un hermano mayor sabio y hermético, probablemente no sea el hombre más que una oscura edad en el largo devenir de los huesos». Página 184.

Una novela que, al poco de empezar (página 8) te «ataca» con las siguientes palabras:

«Se deshace todo lo humano como un trozo de pan seco y ni el arqueólogo más tenaz encontraría un resto de legiones en el lago Trasimeno, ni balas o morteros en Anzio o en Montecassino; todo queda cubierto de zarzales y sotobosque… La naturaleza es más sabia que el hombre y no gusta de recuerdos, tritura lo que no le sirve, hace abono y siembra de sus muertos, vapor de sus lamparones»

es, sin duda alguna un reto para la fortaleza del lector. El golfo de los poetas cuenta una historia que ya ha sido desmenuzada otras veces, pero, como diría Poe si hubiera nacido en los noventa de nuestro siglo, «el secreto está en la forma». Porque la manera de relatarnos esas circunstancias que ya inspiraron a otros es sumamente peculiar. Quizá porque el narrador es un alcohólico que, tras un accidente, ha sufrido daños en el hipocampo y pierde la memoria reciente. Aunque en más de un momento de la novela cabe la pregunta de si es el accidente o su propio organismo el que le impide recordar el pasado más fresco, y por tanto la herida todavía dolorosa. Las cicatrices antiguas parecen arañar nuestra piel con los cambios de tiempo, los cumpleaños y las fechas determinadas, pero se trata de un ruido sordo, lejano, por mucho que en su día fuera una sutura infectada y purulenta. El pasado emponzoñado llama a la puerta con cierta niebla en el puño. Sin embargo el ayer que se toca con la mano todavía sangra.

Hace días, al reseñar Todas las maldiciones del mundo, comentaba los libros que hablan de la pérdida de la memoria. Aún podré añadir un tercero en breve a esta lista, si las circunstancias me lo permiten, pero la grandeza de la Literatura es comprobar los diferentes enfoques y puntos de partida que toma cada autor.

Fernando Clemot parece influido por la figura del escritor dado a los excesos: alcohólicos, sexuales… todo lo material o bestial que subyace en el ser humano y que es tan ser humano como su parte más elevada. Surgen en la mente Hemingway, Bukowski, y la Generación Beat al completo. Juega con la bisexualidad cuando la inminencia del deseo lo domina todo, y sugiere pasados de noches de juerga y noches gloriosas que quedarán para siempre en la telaraña del alcohol sin que nadie pueda rescatarlas.

Hay muchos aciertos en esta obra sobre la memoria: el concepto de las «ideas bisagra»; la estructura en siete días, como los que tardó Dios en crear el mundo y descansar; la localización en Carrara y en el llamado Golfo de los Poetas, siempre sugerentes y que le permiten imágenes sensuales muy poéticas rezumantes de fluidos; la crudeza y dulzura combinadas en dosis de acertado equilibrio; el combate psicológico del hombre contra sí mismo y su naturaleza…

La historia transcurre por los lentos cauces del tren antiguo, no por las rápidas autopistas contemporáneas sin límite de velocidad, dejándonos observar el paisaje exterior e interior del protagonista, auténtico laberinto de barrancos por el que resulta fácil caer a las playas de riscos. Por eso mismo la historia no está llena de acción, sino de un lento transcurrir por las imágenes grabadas en la mente obsesiva y adicta del protagonista.

Un libro para deleitarse con la escritura. Un libro para sufrir el progresivo descenso de un ángel oscuro que arrastra con sus metálicas alas el recuerdo, el presente recién acontecido y todo cuanto se encuentra a su paso, incluido pedazos de cielo.

Guillermo Arroniz
El Libre Pensador

CRÍTICA DE JOSÉ BELMONTE SERRANO EN "LA VERDAD" DE MURCIA SOBRE "ESTANCOS DEL CHIADO"




LA VERDAD | Sábado, 14 de Noviembre de 2009

El príncipe de Vómero



Fernando Clemot.
'Estancos del Chiado'
Paralelo Sur Ediciones.
196 páginas. 10 euros


Nada más difícil en el mundo de la creación literaria que escribir un buen cuento. Un relato que, entre otras muchas cualidades (lenguaje, originalidad, etc.), posea la no menos rara virtud de dejar un regusto en el lector, un recuerdo que se va paladeando poco a poco, difícil de borrar con el paso del tiempo, a pesar de esa brevedad que siempre lleva implícita. De ahí que, probablemente, sólo seamos capaz de recordar -a la hora de hablar del relato breve- media docena de nombres en el contexto de la literatura española contemporánea. El futuro, sin embargo, es esperanzador. Son cada día más los nombres que salen a la palestra, auspiciados por buen número de premios literarios (como el Setenil que concede el Ayuntamiento de Molina de Segura) que, en contra de lo que viene sucediendo en los galardones de novela, llevan consigo la inequívoca vitola de la seriedad y del rigor.

Estancos del Chiado, el libro de cuentos del barcelonés Fernando Clemot, sorprende, en primer lugar, porque no es habitual hallar entre los nuestros una prosa de tantos quilates. Su compromiso es únicamente con la literatura. Renuncia, de algún modo, a la espectacularidad y se centra tan sólo en la cadencia del relato. Así se explica, por ejemplo, que haya podido conseguir un cuento como el titulado El príncipe del Vómero, que podría figurar en cualquier antología, junto a autores tan clásicos como Cortázar, García Márquez, Muñoz Molina o José María Merino. De hecho, la alusión a estos creadores no es del todo gratuita. Se observa que la huella de los grandes de la literatura hispanoamericana se ver reflejada con absoluta nitidez. Y es que su magisterio se ha instalado, por fin, entre los nuestros. Son muchos los cuentos que podríamos citar. Basten tres ejemplos: El príncipe de Vómero, con el que se inicia esta antología, Cazadores de ganado, que, de alguna manera, nos recuerda lo mejor de Chejov, y el que da título a la obra, Estancos del Chiado, relato en el que Clemot practica la técnica del orfebre, aplicada a la literatura. El resultado no puede ser más positivo y, sobre todo, sorprendente. Clemot abre un nuevo camino en el género cuento cuando parecía que ya se había dejado dicha la última palabra. Pero la literatura es grande y hermosa porque nunca termina de sorprendernos del todo.

JOSÉ BELMONTE SERRANO

sábado, 7 de noviembre de 2009

ESTANCOS DEL CHIADO GANA EL PREMIO SETENIL 2009 AL MEJOR LIBRO DE C UENTOS PUBLICADO EN ESPAÑA




FERNANDO CLEMOT GANA EL SETENIL 2009 AL MEJOR LIBRO DE CUENTOS PUBLICADO EN ESPAÑA


El jurado del VI Premio Setenil acordó conceder el galardón a Fernando Clemot por su libro Estancos del Chiado, publicado por Paralelo Sur Ediciones, de Barcelona. El jurado estuvo compuesto por Javier Tomeo, José María Pozuelo Yvancos, José Belmonte Serrano y Manuel Moyano. El premio lo concede el Ayuntamiento de Molina de Segura (Murcia), tiene una dotación de 12.000 euros, e incluye también la inserción de anuncios en prensa, así como la edición de una separata con uno o varios relatos del ganador.

Los finalistas del premio han sido:
Juan Carlos Márquez, Oficios, Castalia
Juan Bonilla, Tanta gente sola, Seix Barral.
Arturo Enríquez, El espacio alrededor, De la luna libros.
Juan José Millás, Los objetos nos llaman, Seix Barral.
Juan Ramón Santos, Cuaderno escolar, Editora Regional de Extremadura.
Vicente Molina Foix, Con tal de no morir, Anagrama.
Jon Bilbao, Como una historia de terror, Salto de Página.
Fernando Clemot, Estancos del Chiado, Paralelo Sur.
Carlos Salem, Yo también puedo escribir una jodida historia de amor, Escalera
Andrés Pérez Domínguez, El centro de la tierra, Paréntesis.

Historial del Premio: En su primera edición el premio fue otorgado a Alberto Méndez por su libro Los girasoles ciegos, en la segunda a Juan Pedro Aparicio por La vida en blanco, en la tercera a Cristina Fernández Cubas por Parientes pobres del diablo, en la cuarta a Sergi Pàmies por Si te comes un limón sin hacer muecas, y en la quinta a Óscar Esquivias por La marca de Creta.

Enlaces sobre la noticia

CRÍTICA DE CARE SANTOS EN "EL CULTURAL" DE EL MUNDO (30-10-09)
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/26066/Estancos_del_Chiado

DIARIO ADN:
http://www.adn.es/local/lleida/20091105/NWS-1246-Estancos-Fernando-Setenil-Premio-Clemot.html

THADER TELEVISIÓN: NOTICIA Y VIDEO:
http://www.thaderdigital.es/Noticias.aspx?FrmIdNoticia=5437

MURCIA DIGITAL
http://www.murcia.com/molina/noticias/2009/11-05-fernando-clemot-obra-estancos-chiado.asp

LA NAVE DE LOS LOCOS ( BLOG DE FERNANDO VALLS)
http://nalocos.blogspot.com/2009/11/fernando-clemot-gana-el-setenil.html

RELATADURAS ( BLOG DE JUAN CARLOS MÁRQUEZ)
http://juancarlosmarquez.blogspot.com/

RADIO COMPAÑÍA: NOTICIA Y AUDIO ENTREVISTA
http://radiomolina.com/noticias/Ficha.aspx?FrmIdNot=3581

domingo, 1 de noviembre de 2009

CRÍTICA DE CARE SANTOS SOBRE "ESTANCOS DEL CHIADO" APARECIDA EN EL CULTURAL DE "EL MUNDO"


http://www.elcultural.es/articulo.aspx?id=26066

Si tuviera que elegir una palabra que definiera este libro, sin duda sería “nostalgia”. La hay a raudales en esta primera colección de relatos del barcelonés Fernando Clemot (1970), tanta como capacidad para seducir al lector. El nombre de Fernando Clemot hace tiempo que suena en el universo de los certámenes de relato españoles. Cualquiera que conozca un poco el terreno sabrá que ganar el Kutxa Ciudad de San Sebastián o el Hucha de Oro equivale a haber conquistado una incuestionable excelencia. De estos cuentos premiados, y de varios otros, se nutre este primer volumen del autor, que con toda justicia le valió figurar entre los finalistas del prestigioso premio Setenil, otorgado por el Ayuntamiento de Molina de Segura .

Estancos del Chiado, como decía, rezuma nostalgia. Los escenarios recobrados por la memoria, los personajes de un ayer cercano pero perdido para siempre, las peripecias amargas que el tiempo dejó atrás, o los paisajes que otra época nos brindó, son aquí omnipresentes. El pasado, podría decirse, es el protagonista absoluto de esta docena de historias, aunque no siempre es igual su remembranza: va desde la melancolía dulce de “El príncipe de Vómero” a la saudade triste del relato que da título al volumen o a la frustración descarnada de “Terrazas de Otoño”. El poder creador de la memoria en toda su variedad.

El universo de Clemot es viajero, pero familiar. Paisajes italianos, portugueses y españoles, siempre mediterráneos, contados con una prosa que es la mejor credencial de su autor. Cadencias largas, adjetivos bien medidos y un acierto constante en la dosificación de los énfasis. El primer libro de alguien que ha escrito mucho, y que por eso mismo merece ser leído.

Care SANTOS

CRÍTICA APARECIDA EN "EL PLACER DE LA LECTURA" (2-11-09)


CRÍTICA APARECIDA EN "EL PLACER DE LA LECTURA" (2-11-09)


http://www.elplacerdelalectura.com/2009/11/el-golfo-de-los-poetas-fernando-clemot.html

Fernando Clemot consigue embriagarnos por completo con su libro El golfo de los poetas. Siempre queremos más, unas palabras, unas páginas. Cuesta soltarlo. Es como el trago ardiente que espera su protagonista, aquel que le hará sentirse mejor. La espera para retomar su lectura se convierte en una angustia vital. Consigue que su personaje Leo Carver nos hipnotice y cautive mediante su personalidad de despojo humano. No hay muchos alcohólicos, adictos al sexo y a las drogas en la literatura con su fina mirada y su afilada autocrítica, paradójicamente sobrio en la definición de los detalles, que tristemente olvidará en unos minutos. (más)

El catalán ha escrito un libro maduro, adulto, aspero como el primer empellón a la botella. Exigente consigo mismo vierte en la almazara de su composición un vocabulario denso, oleoso, pocas veces sucio, del cual exprime y extrae un rico lenguaje armónioso, ordenado, fabricado con frases largas pero sostenidas y párrafos plenos de reflexiones entrelazadas. Una estructura clásica que sin embargo soporta una novela moderna, actual, viva y audaz.

Siete días de vacaciones en Italia con Leo Carver, escritor en línea descendente, con su vida al borde del abismo, llevada al límite de la autodestrucción, pero sin atisbo de suicidio. Treinta años antes aquel mismo lugar supuso un amargado hito en su existencia. Val su amante de dos meses aparece con su pelo rizado y su pecho breve y un poco vencido en cada esquina, en cada rayo de sol, en cada curva de otra mujer. Los recuerdos de entonces regados con el alcohol actual queman la mortaja que le supone su cuerpo hinchado y premuerto por los abusos. Rocío su mujer actual molesta más que ayuda, mientras el único consuelo de cincuentón que le queda es la vitalidad de su hija Selma.

Su enfermedad de hipocampo le impide recordar lo reciente, lo diario. No obstante a nosotros nos lo cuenta en alta definición sin enturbiarlo con su estado ebrio. Anna, una jovencita admiradora, Molisse, el administrador de la casa, Walter, un antiguo compañero de los años de Val, junto con Ruben su editor, suponen las etapas alternadas mil veces, los secundarios de la maraña de presente y pasado bañados en coñac y tabaco, en sexo y arena, en realidad y fantasía de una búsqueda incoherente y sin sentido.

Con esto nos bastaría, Clemot habría conseguido un libro superior a la media. Pero su talento abunda aún más y la resolución documental del affaire de hace tres décadas junto con el último escorzo sobre el vacío que redefine todo lo anteriormente leído, elevan el nivel y el interés, para subyugarnos y atarnos al infierno emocional que atormenta al personaje de Leo.

Tensión sostenida y creciente, elegancia de estilo, composición armoniosa y un personaje que debería hacer historia, tienen su comunión en un texto que difícilmente olvidaremos, no apto para cualquiera, amargo, seco, duro, estriado y cortante hasta la hemorragia, pero del que un paladar gourmet literario sabrá extraer y destilar hasta la última gota de una esencia única.

RESEÑA DE LA EDITORIAL

En El golfo de los Poetas discurren en paralelo dos ejes temáticos principales: la memoria y el absurdo existencial. El protagonista y narrador, Leo Carver, es una figura lúcida que se enfrenta al mundo desde una actitud trágica, a través del exceso alcohólico, sexual y social, aun sabiendo que su lucha contra el vacío está condenada al fracaso. Buscando algo que dé sentido a su vida, se embarca en un viaje en busca de la memoria perdida: los indicios para esclarecer la muerte de una joven poeta a la que amó treinta años antes. Incapaz de retener sus recuerdos recientes, se obliga a apuntar todo en un diario para intentar reconstruir los momentos fundamentales de su trayectoria vital a través del contacto con lugares y personajes del pasado. Pero su visión deformada de la realidad se interpone constantemente y engendra una historia distinta, una realidad subjetiva que se impone a la objetiva, creando un escenario paralelo, más real si cabe en la torturada mente de Leo Carver. Un personaje cuya talla moral no está en sus obras ni en sus actos (que más bien resultan amorales) sino en su capacidad de rebelión ante lo absurdo.
Clemot narra con un estilo personal de una coherencia impecable, con hallazgos tan fascinantes como los «conceptos-bisagra» (una idea abre las puertas a otras nuevas) y con un fino manejo de la ironía que alcanza todo su esplendor en la última parte de la novela.