viernes, 20 de noviembre de 2009
CRÍTICA DE JOSÉ BELMONTE SERRANO EN "LA VERDAD" DE MURCIA SOBRE "ESTANCOS DEL CHIADO"
LA VERDAD | Sábado, 14 de Noviembre de 2009
El príncipe de Vómero
Fernando Clemot.
'Estancos del Chiado'
Paralelo Sur Ediciones.
196 páginas. 10 euros
Nada más difícil en el mundo de la creación literaria que escribir un buen cuento. Un relato que, entre otras muchas cualidades (lenguaje, originalidad, etc.), posea la no menos rara virtud de dejar un regusto en el lector, un recuerdo que se va paladeando poco a poco, difícil de borrar con el paso del tiempo, a pesar de esa brevedad que siempre lleva implícita. De ahí que, probablemente, sólo seamos capaz de recordar -a la hora de hablar del relato breve- media docena de nombres en el contexto de la literatura española contemporánea. El futuro, sin embargo, es esperanzador. Son cada día más los nombres que salen a la palestra, auspiciados por buen número de premios literarios (como el Setenil que concede el Ayuntamiento de Molina de Segura) que, en contra de lo que viene sucediendo en los galardones de novela, llevan consigo la inequívoca vitola de la seriedad y del rigor.
Estancos del Chiado, el libro de cuentos del barcelonés Fernando Clemot, sorprende, en primer lugar, porque no es habitual hallar entre los nuestros una prosa de tantos quilates. Su compromiso es únicamente con la literatura. Renuncia, de algún modo, a la espectacularidad y se centra tan sólo en la cadencia del relato. Así se explica, por ejemplo, que haya podido conseguir un cuento como el titulado El príncipe del Vómero, que podría figurar en cualquier antología, junto a autores tan clásicos como Cortázar, García Márquez, Muñoz Molina o José María Merino. De hecho, la alusión a estos creadores no es del todo gratuita. Se observa que la huella de los grandes de la literatura hispanoamericana se ver reflejada con absoluta nitidez. Y es que su magisterio se ha instalado, por fin, entre los nuestros. Son muchos los cuentos que podríamos citar. Basten tres ejemplos: El príncipe de Vómero, con el que se inicia esta antología, Cazadores de ganado, que, de alguna manera, nos recuerda lo mejor de Chejov, y el que da título a la obra, Estancos del Chiado, relato en el que Clemot practica la técnica del orfebre, aplicada a la literatura. El resultado no puede ser más positivo y, sobre todo, sorprendente. Clemot abre un nuevo camino en el género cuento cuando parecía que ya se había dejado dicha la última palabra. Pero la literatura es grande y hermosa porque nunca termina de sorprendernos del todo.
JOSÉ BELMONTE SERRANO
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