jueves, 24 de diciembre de 2009

ENTREVISTA Y CRÍTICA DE "EL GOLFO DE LOS POETAS" APARECIDA EN "LA BIBLIOTECA IMAGINARIA" ( 21/12/09, Cristina Monteoliva)




Hoy tenemos el gusto de ofreceros en La Biblioteca Imaginaria la interesante entrevista que nos ha concedido Fernando Clemot hace unos días vía email. Fernando Clemot ha tenido un buen año 2009: ha publicado su novela El golfo de los poetas (de la que hablaremos con él a lo largo de este artículo y, como siempre, hallaréis la reseña tras las palabras del escritor) y ha ganado el premio VI Setenil al mejor libro de relatos publicado en España por su libro Estancos del Chiado.


En fin, amigos, que no os entretengo más, aquí os dejo con la entrevista:


¿Cuándo comenzaste a escribir?


Lo mío con la escritura no fue algo vocacional ni nada parecido, de hecho pensando en el tema creo que indudablemente tuve que llegar a escribir de mano de la lectura, ya que desde muy joven sí que fui buen lector. No había escrito nada (con excepción de una historia de romanos que debí escribir con nueve años bajo el influjo de la serie Yo Claudio y Quo Vadis) hasta los veinticuatro años. Por entonces trabajaba en la administración y se organizó un concurso de relato corto en el que fui premiado. Aquello debió mover algo, como esas reacciones químicas de laboratorio, una primera eclosión moderada que afectó a la estructura de la composición, ya que aquel pequeño concurso hizo que me volcara de una forma decidida en la escritura.


¿En qué género te encuentras más cómodo?


En estos momentos en la novela. No escribo cuentos desde hace cinco años. Desde esa fecha hasta ahora he escrito dos novelas y creo que en estos momentos tengo más fresco el tempo de la novela, una forma de escribir no tan inmediata como la que exige el cuento, que creo que demanda un trabajo más de orfebre y de precisión que de largos plazos.


¿Imaginas tu vida sin la literatura?


No en estos momentos. Sobre todo por la lectura ya que, aunque me resulta molesto y me genera angustia, he podido pasar largas temporadas sin escribir. Dejar de leer y escribir sería una limitación excesiva, una carga que llevaría mal, desde luego, aunque creo que como cualquier imposición que limitara mi libertad.





Este año has publicado El golfo de los poetas y te han concedido el premio VI Setenil al mejor libro de relatos publicado en España, ¿qué ha supuesto todo esto para ti?


Posiblemente he ganado una visibilidad que no tenía. Aunque tanto “El golfo de los Poetas” como “Estancos del Chiado” eran libros escritos hace tiempo han sido en este año en que se han editado y han tenido repercusión. Antes había tenido una buena trayectoria en premios de cuentos pero lo del Setenil creo que ha sido una bonita conjunción de elementos, un hecho que posiblemente marque un antes y un después en mi carrera, tanto por la entidad del premio como por el hecho de que lo ganara desde una editorial minúscula y con una distribución manual. También que lo ganaran en años anteriores libros que luego tuvieron una gran notoriedad (en el caso de “Los girasoles ciegos”, o el de Pàmies y Fernández Cubas) y que en la final hubiera nombres y libros de relumbrón ( como los de Bonilla, Millás o Molina Foix) le ha dado una significación especial. Creo que este hecho demuestra que no todo el mundo de los premios literarios apesta (aunque una parte muy grande de los premios de novela están “pasteleados”) y queda todavía un espacio para los premios limpios y los jurados que no se mueven por intereses, amiguismos o manipulaciones. No lo digo porque ganara yo, si hubiera ganado Millás, Bilbao o Márquez hubiera sido igual de justo y limpio todo, pero seguramente al ganar un semidesconocido como yo se hizo todo más expreso.


¿Cómo surgió la idea de escribir “El golfo de los poetas”?


Buena pregunta. He tenido que pensar bastante ya que es una novela que empecé a escribir a principios de 2005 y cuyos primeros momentos tengo perdidos entre tinieblas. Creo recordar que se dibujó primero un escenario general que eran unas vacaciones en familia como fuente de conflictos. Las vacaciones son un escenario de tensiones inigualable: en ningún momento del año estamos más juntos y nos podemos odiar más y mejor que en unas vacaciones. Luego ya ahondé en una personalidad problemática como podía ser la del personaje central, Leo Carver, luego fueron apareciendo su mujer, su hija, y esa amiga o amigo insoportable que siempre hemos tenido que tragar en nuestras parejas. Recuerdo que aquellas primeras semanas busqué la casa donde tenían que pasar las vacaciones, como si realmente fuera a alquilarla, la busqué hasta que encontré unas fotos del tipo de casa que buscaba. Tenía jardín y estaba en cuesta; también tenía una piscina, tres plantas y estaba pintada de color crema. Era la casa de Leo. La memoricé en sus rasgos y también me dibujé un pequeño plano que me puse frente al ordenador. En todo momento traté que el espacio de juego fuera conocido, familiar, y la mejor forma de que eso fuera así era que yo lo sintiera como mío, que tuviera una imagen exacta del lugar donde tenía que moverse buena parte de la novela.





¿Cuántas veces has estado en el lugar donde transcurre esta historia?


He estado en Carrara, Pisa y toda la zona de costa de Toscana y Liguria bastante. En concreto la zona de Marina di Carrara me pareció un lugar hermoso y evocador. En pleno verano desde la playa hay una vista muy hermosa de las Montañas Blancas, las montañas del mármol con sus explotaciones mineras brillan como si estuvieran nevadas. Luego también desde los miradores que hay en la sierra (en concreto desde el de Campo Cecina sobre las canteras) se puede sacar material para el recuerdo, para una memoria atormentada que brille como el mármol en la oscuridad.


¿Y has escrito allí?


La verdad es que cuando estuve allí no escribí ni una letra aunque sí que bebí bastante y creo que para el lector de “El golfo de los Poetas” le resultará igual de reveladora una circunstancia como la otra. Por aquel entonces escribía muy poco.


¿Te sientes identificado con Leo Carver?


Leo Carver no es un personaje simpático. No es ningún arquetipo ni modelo de nada. Es un personaje extremo que sobrevive como puede a su instinto de destrucción aunque en este precipicio sin fondo en el que vive mantiene una cierta coherencia autodestructiva.


¿Crees que si su vida hubiera sido de otra manera si los hechos terribles de su juventud no hubieran llegado a suceder?


Si Leo Carver no hubiera tenido la historia de Val en la recámara hubiera buscado otra que le sirviera de excusa. Simplemente busca un punto, un elemento que le sitúe en el momento en que las cosas le empezaron a ir mal. Busca un chivo expiatorio en su pasado, un hecho que le haga pensar que si hubiera ido en otra dirección todo hubiera ido mejor. Es difícil reconocer de una forma directa un fracaso ( en este caso su vida) sin buscarle peros y circunstancias que atenúen el peso de nuestra culpa. En este caso la historia de Val es una salida, un recurso mental para ahuyentar un error de peso, un error de fondo.





¿Qué esperas que encuentren los lectores en El golfo de los poetas?


El golfo de los Poetas es una historia intensa y dura, narrada desde un yo hegemónico y ambiguo. Hay un narrador poco fiable. No es evidentemente una historia divertida pero creo que si el lector acierta a entrar en la dinámica mental del narrador puede obtener un acercamiento a un infierno personal. Sería como acercarnos al fuego sin llegar a quemarnos las pestañas. También creo que es una novela que apuesta de forma definitiva por la palabra, por la palabra en su sentido cognitivo más profundo, no como vehículo de una historia sino la palabra como historia misma. Si dejamos de lado el valor de la palabra, del lenguaje, la literatura acabará semejándose cada vez a la imagen y en esa partida tenemos todas las de perder. Si nos limitamos a narrar una historia de forma aséptica convertimos la novela en guión, en pura imagen. En una época en que la imagen tiene un peso atroz la apuesta por la palabra es la apuesta por la literatura de principio.


¿Tienes ya nuevos proyectos?


Tengo una novela acabada y alguna en ciernes. También un libro de cuentos. Me gustaría cerrar en tres novelas un ciclo sobre la memoria y sus mecanismos. La memoria es seguramente el secreto (junto con la vida, el sueño y la muerte) más poderoso que albergamos los seres humanos. Me gustaría escarbar en los mecanismos que hacen que despierten los recuerdos de ese limbo oscuro en el que viven. Cómo funciona la memoria, cómo miente, cómo rellena lo que no ha ocurrido con recuerdos prestados… Creo que es un enigma y un campo de experimentación maravilloso. La memoria y sus secretos daría para una carrera literaria pero me gustaría dar mi granito de arena con este pequeño ciclo.


Muchas gracias, Fernando, por tus respuestas, tu tiempo y tus fotos de la presentación de El golfo de los poetas. Esperamos que el 2010 te sea tan favorable como el 2009, tanto en lo literario como en lo demás.


A vosotros, como siempre, queridos lectores, gracias por estar ahí un semana más.



Cristina Monteoliva



Título: El Golfo de los Poetas


Autor: Fernando Clemot


Editorial: Barataria


Págs: 288


Precio: 17 €



A veces pienso que las casualidades no existen, que tiene que haber algo más para que se den las coincidencias. Tan sólo un ejemplo para reafirmar lo que digo: existen en el mundo lugares mágicos, localizaciones que atraen por igual a novelistas y poetas a lo largo de los siglos. No, no creo que sea casual, pero, ¿qué tendrán estas localizaciones para que resulten tan magnéticos, tan evocadores, tan profundamente inspiradoras? Tal vez lo averigüemos tras la lectura de El golfo de los poetas, la última novela de Fernando Clemot.


El famoso escritor Leo Carver vuelve tras treinta años al Golfo de los Poetas, lugar que marcara su juventud y zona turística italiana ideal para pasar las vacaciones estivales en familia. Sin embargo, las cosas en la familia de Carver no van del todo bien, y ni siquiera la tranquilidad que ofrece un sitio tan bello como éste podrán hacer que las mejoren. ¿Será culpa del sitio y los acontecimientos que sucedieron allí en el pasado? ¿Tal vez Mery, la amiga de Rocío, la compañera de Carver, sea un obstáculo demasiado alto que saltar? ¿O será el propio Carver el que no quiera que las relaciones sean buenas?


El protagonista y narrador de esta historia no es otro que Leo Carver, ese escritor en decadencia que ya sólo escribe best-sellers para mitómanos, el hombre infiel por naturaleza, el que todo tiene que apuntarlo en sus libretas pues ya apenas consigue recordar nada de lo que ha hecho o dejado de hacer recientemente. Se trata éste de un narrador engañoso, demasiado subjetivo, tremendamente influenciado por el alcohol, la autocompasión, los recuerdos que le atormentan desde hace tiempo, la falta de memoria y el egocentrismo. Es un guía atormentado, una sombra de lo que un día fue o él cree que fue, que no deja de darle vueltas a los mismos asuntos, con una intensidad sobrecogedora. A veces parece dirigirse a sí mismo en su discurso, otras veces se dirige a las mujeres a las que ha amado, o más bien, con las que ha compartido lecho, como si de verdad alguna vez le hubieran importado las relaciones que con ella mantuvo.


La mayor parte de la acción tiene lugar en el Golfo de los Poetas, apelativo con el que se conoce al Golfo de la Spezia, un sitio especialmente significativo no sólo para este Leo Carver que vaga sin rumbo por su propia vida, sino para la literatura universal, pues aquí se dieron cita, entre otros poetas e intelectuales, Dante Alighieri, Lord Byron, Percy y Mary Shelley, Cesare Pavese y Marguerite Duras. No sabría decir que atrajo a estos y otros autores justo a este punto geográfico; pero, desde luego, dan ganas de visitarlo después de leer las descripciones que de la zona hace Fernando Clemot, de dar al menos una vuelta por las canteras, las playas y los bares para captar ese magnetismo.


Leo Carver, como decíamos anteriormente, no está sólo en esta idílica localización. Le acompañan, por citar tan sólo algunos de los personajes secundarios, su compañera, Rocío, esa mujer con la que apenas comparte el lecho; Selma, la preciosa hija adolescente de Carver y Mery, ese ser incómodo que no dice ni una palabra en todo el libro, la amiga que se antepone entre Rocío y Carver.


El Golfo de los Poetas, en conclusión, no es tan sólo una obra que nos habla de un hombre decadente y atormentado, un alcohólico sin remedio en busca de la respuesta a una pregunta que lleva muchos años haciéndose, un ser que en realidad no quiere cambiar, sea cual sea esa respuesta; sino también un lugar al que acudir cuando queramos plantearnos hasta qué punto nos engaña nuestra memoria, cuanto de cierto hay en la percepción que tenemos del mundo o porqué nos empeñamos en distorsionarlo todo a nuestro antojo. ¿Acaso no te lo cuestionas tú también a veces?


Nunca he estado en el Golfo de los Poetas, tal vez debería ir un día allí. O tal vez no, porque puede que el sitio real no me agrade tanto como el que he conocido en esta novela. Lo que sí puedo decir es que merece la pena adentrarse en El Golfo de los Poetas de Fernando Clemot. ¿Te lo vas a perder?



Cristina Monteoliva


miércoles, 16 de diciembre de 2009

ENTREVISTA DE GUILLERMO ARRÓNIZ PARA "GENERACIÓN.NET" SOBRE "EL GOLFO DE LOS POETAS" ( 12/11/09)



La novela El golfo de los Poetas crea y destruye un mundo en siete días, como dice la historia bíblica que nos creó Dios, desde el cielo y las estrellas hasta la pareja humana. También aquí se pasa desde una llegada más o menos idílica de vacaciones con el cabeza de familia recuperándose de no se sabe qué accidente o enfermedad, a un final digamos que brutal y cruelmente humano. Por no decir más. El lector descansa el séptimo día y “disfruta” de lo que ha leído, dejándose que se pose después en su espíritu como lo hacen las arenas removidas del fondo del mar. Porque la novela es un torbellino espiritual que deja el corazón tocado hablándole de la memoria, los recuerdos dolorosos e infectados del pasado y los recuerdos recientes y sangrantes. El saber hacer literario de Fernando Clemot acaba de ser premiado con respecto a su última colección de cuentos. Es un magnífico momento para que, desde la alegría, nos hable de este libro triste:

Ellibrepensador: Enhorabuena por tus recientes laureles. ¿Cómo te sientes?

Algo sorprendido con lo del premio Setenil al mejor libro de relatos. Me consideraba ya bastante halagado con que Estancos del Chiado estuviera entre el grupo de finalistas y quedar ganador por delante de libros de cuentos tan buenos como los de Jon Bilbao, Millás, Molina Foix o Bonilla me hace sentir muy bien. Creo también que es una buena noticia para las pequeñas editoriales, el libro fue publicado en una editorial pequeñísima, con una distribución manual y ha superado a otros libros que no tenían nada que ver con este perfil. Parece que queda un pequeño espacio para las editoriales independientes y para los nombres nuevos. Por ello doblemente satisfecho.


El: ¿Qué significa para ti la memoria y qué papel juega, en tus palabras, en El golfo de los Poetas?
La memoria es posiblemente uno de los campos más amplios y desconocidos de la inteligencia humana. Sabemos qué es pero no conocemos demasiado cómo funciona. Por otra parte la memoria rescata recuerdos que permanecían a oscuras de una forma que a menudo podría parecer arbitraria, podemos estar contemplando una farola y que esa contemplación nos rescate el recuerdo de una boda de hace veinte años o la entrada del colegio al que íbamos de niños. Entrelazamos recuerdos de forma caótica o desordenada pero creo que simplemente desconocemos los mecanismos profundos de la selección de recuerdos que realiza nuestro cerebro.
Para un novelista la explicación de esta aparente arbitrariedad o la simple constatación de ella puede dar alimento suficiente para una carrera literaria. La memoria representa en estos momentos una aventura para cualquier escritor, nos debería poner los pelos de gallina, como a aquellos exploradores de mitad del XVI que observaban un globo vacío en un mapa con el nombre de “terra incógnita”

El: ¿Cómo puede un hombre tan joven vestirse de un ánimo tan cansado, tan devastado como lo está el del protagonista? ¿Algún método Stanislavsky para escritores?
No, la verdad es que no he utilizado ningún método para meterme en la piel de un personaje tan desgastado como Leo Carver. La observación y experiencias personales bastan para elaborar una personalidad como la de Carver. El alcohol y el desengaño, la heroicidad y la miseria moral las encontramos expuestas en cualquier rincón. En cualquier bar podemos encontrar a alguien que nos contaría una historia que superaría a la que se cuenta en El golfo de los Poetas.

El: ¿Es mejor recordar u olvidar el dolor?
El dolor es una experiencia intrínseca al hombre. Lo sentimos desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte. No lo podemos rodear. Quizá la mejor actitud ante ella es trivializarlo, convertirlo en algo cotidiano, el dolor convertido en rutina no asusta tanto, se deshace como un azucarillo en un mar de aburrimiento. Sería conveniente verlo como algo tan natural como la felicidad o la apatía.

El: Siempre se ha dicho que de las equivocaciones se aprende, de hecho un método de aprendizaje lleva el nombre “ensayo-error”. ¿Tú crees en esa afirmación o eres de los que piensas que el hombre, no sólo es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, sino que está eternamente condenado a darse de bruce con el suelo como consecuencia de encontrarse con las mismas chinas una y otra vez?

El hombre es un animal tan orgulloso que raramente toma nota de sus errores con lo que se condena a repetir de forma continua los mismos, como en una cinta de Moebius. Socialmente a algunas conductas erróneas incluso se las condecora diciendo de ellas que pertenecen a personas “con carácter” que serían las personas que ahondan una y otra vez en los mismos errores y carencias. En este aprendizaje estamos en la cola de cualquier especie, pero esa misma arrogancia nos hace a la vez interesantes.

El: ¿Qué mensaje final debemos extraer de tu novela con respecto a las meteduras de pata del pasado y la relación con los recuerdos?

Quizá mejor que un mensaje final me gustaría que el lector pudiera empatizar con el personaje central, no se trataría de que le cayera simpático si no más bien que contemplara con atención un descenso a los infiernos lleno de contradicciones y visajes. Me sentiría muy bien si la historia llegara a alguna fibra sensible del lector, lo que se cuenta no es tan importante como lo que me gustaría que se pudiera llega a sentir.

El: ¿Qué ha sido para ti lo más complicado en esta obra: la estructura, el personaje, la historia?
La historia la tenía más o menos clara desde el principio, había hecho un pequeño guión y lo seguí casi al dedillo con alguna pequeña variación surgida a medida que escribía. En cuanto a la estructura creo que es sencilla: siete días y siete capítulos, una narración monopolizada por un personaje central poco fiable. Estaría entonces la mayor dificultad en la creación del personaje, en darle solidez pero hacerlo también impredecible. Creo que la mayor dificultad que es la personalidad de Carver es también la mayor virtud de El golfo de los Poetas.

El: Si tuvieras que quedarte con uno, ¿con qué poeta del círculo de los románticos visitantes del Golfo te quedarías?

Shelley o Byron conectarían muy bien con la esencia de Carver. Los ingleses fueron personajes barrocos, excesivos, que en largas fases de su biografía se enfrentaron a las convenciones morales de su época. En eso creo que hacen de espejo a la historia, como un reflejo en el mar de la misma historia que se narra en El golfo de los Poetas.

El: Hay, de hecho, en tu novela, momentos muy muy poéticos como cuando describes la luna reverberando en las canteras de Carrara, de las que ha salido tanta belleza… ¿amante inconfeso de la poesía? ¿O sólo coherencia interna de la novela?
El hecho que el personaje central sea un escritor me permitía jugar con un lenguaje, si se quiere llamar así, más alambicado, en el que me siento también bastante cómodo. El lenguaje es parte fundamental de la literatura, si nos limitamos a escribir crónicas o imitar el lenguaje periodístico en la literatura ésta acabará convirtiéndose en guiones o en puro periodismo, en imagen al fin y al cabo y en una pugna de imagen contra imagen siempre vencerá la televisión o el cine. La lucha porque el lenguaje tenga peso por sí mismo, tenga una significación que muy a menudo se rechaza, es uno de los tableros de juego en los que se está moviendo el futuro de la literatura de los próximos años.

El: ¿Qué duelen más, los hijos o los amores sentimentales?
Para poder valorarlo tengo que esperar a tener hijos… Pero imagino que un hijo tiene una carga afectiva mayor ya que en ellos se eclosionan todas las formas de afecto.
Entrevista publicada en la revista Generación.net. El texto se puede ver en la versión pdf de la misma: http://issuu.com/generacion/docs/revista_papel/7?mode=a_p

DOS VIDEOS SOBRE LA ENTREGA DEL PREMIO SETENIL AL MEJOR LIBRO DE RELATOS ( Murcia, 10/12/09)




THADER, TELEVISIÓN DIGITAL ( EMITIDO 11/12/09)

http://www.thaderdigital.es/noticias.aspx?FrmIdCat=1&Pagina=Directa&PaginaDireccion=1&FrmIdNoticia=5813

THADER, TELEVISIÓN DIGITAL ( EMITIDO 10/12/09)

http://www.thaderdigital.es/noticias.aspx?FrmIdCat=1&Pagina=Directa&PaginaDireccion=1&FrmIdNoticia=5797

martes, 8 de diciembre de 2009

VIDEO SOBRE ESTANCOS DEL CHIADO EN TV3 ( Telenotícies Cap de Setmana, 6/12/09)


Vídeo sobre Fin (David Monteagudo) y Estancos del Chiado ( Fernando Clemot) en TV3 ( Telenotícies Cap de Setmana y 24 hores) el pasado 6 de diciembre


http://www.tv3.cat/videos/1767269

martes, 1 de diciembre de 2009

AUDIO SOBRE "EL GOLFO DE LOS POETAS" EN RNE ( Radio 5)





PROGRAMA "LITERATURA EN BREVE" ( RNE-Radio 5) DEL 28 DE NOVIEMBRE DE 2009

Enlace

http://www.rtve.es/mediateca/audios/20091130/golfo-poetas-fernando-clemont-literatura-breve/639623.shtml

CRÍTICA DE JORDI COROMINAS SOBRE "EL GOLFO DE LOS POETAS" APARECIDA EN LA REVISTA CULTURALIA (30 /11/09)




Blues toscano: El golfo de los poetas de Fernando Clemot
por Jordi Corominas i Julián



Hay algo meritorio si un narrador se fija en la influencia que el espacio puede generar sobre sus personajes. Ser humano implica oler y prenderse de las auras que rezuman los lugares. En el caso de Leo Carver, escritor de éxito sumido en una destructiva vorágine, volver al golfo de los poetas es una última oportunidad de encontrarse y cerrar agrias cuentas con sus años mozos. La vida le ha sonreído y el exceso ha sido su fiel compañero de viaje. Sin embargo, entre el vicio múltiple y las noches en blanco emerge un hombre lúcido que en plena edad madura revisita su existencia, balcón al que se asoma desde una casa toscana en la que transcurre sus vacaciones junto a su hija Selma, su segunda mujer, una amiga de la misma y un infinito surtido de licores, dulce y borrosa compañía de angustia y reflexión.
Fernando Clemot(Barcelona, 1970) ha creado una novela centrada en dos ejes de delirio y búsqueda. El primero articula todo el estilo narrativo y desde el empecinado alcoholismo del protagonista surca líneas en las que la confusión del pensamiento se expresa en redundancias amorosas y un deslizarse por marasmos conocidos a los que se vuelve por inercia y un cierto deseo de inmortalidad. Carver está en decadencia pero aun así conserva su halo carismático, lo que le permite tener una solvencia para con los demás que alarga su agonía entre devaneos amorosos, juergas demenciales parecidas a una ejecución cronometrada y un proceder que se sabe patético y sobrevive sólo porque el cuerpo resiste con plena independencia respecto a su dueño, obcecado en acceder a clavijas de su primera edad adulta, factor clave de su quete en pos de alcanzar verdades y saber si la muerte de su gran amor fue un accidente o un fatal error de sexo, drogas y rock and roll. Para descubrirlo y superar un dolor muy profundo quedará con el marginado de su pandilla de la universidad, un jurista con el que comparte abandono y pérdida bajo el signo de trágicas circunstancias ante las que el hombre común poco o nada puede hacer.
Las directrices son claras aunque insuficientes para entender la complejidad del entramado. Si asistiéramos al simple derrumbe de un individuo el libro carecería de mordiente, convirtiéndose en una de tantas historias de inexorable decrepitud y ocaso. Lo vivido por el escritor en su particular vía crucis, resaltado por la división episódica de la novela, tiene una sustancia simbólica que navega por pasado, presente y futuro a través de satélites, los otros personajes, que le permiten deshilvanar o agravar sus conclusiones, como sucede con Anna, estudiante de vacaciones que le recuerda que aun es conocido y apetecible por su talento, bala perdida en su cargador que sacrifica para educar y no perjudicar a sabiendas que irse con él es perder dinero en las carreras y si alguien tiene que arruinarse no son los demás, su competición de deriva es personal e intransferible y quizá por eso a algún lector le puede chocar esa perfecta integridad, la fina capacidad de análisis del descenso al infierno de la soledad y una botella, fiel amante con la que fundirse en una desmemoria insalvable que ni siquiera salvan los apuntes que Carver toma para agarrarse a una inútil tabla de salvación escrita, novela experimental dentro de una obra de corte clásico que pese a ello sabe mantener la tensión e incrementar paulatinamente la intensidad para dar a su sinfonía de la desesperación notas brillantes a tener muy en cuenta.

Fernando Clemot, El golfo de los poetas, Barataria, Barcelona, pp. 286
ISBN 9-788495-764904

viernes, 20 de noviembre de 2009

CRÍTICA DE GUILLERMO ARRÓNIZ EN "EL LIBREPENSADOR" SOBRE "EL GOLFO DE LOS POETAS" (8/11/09)



EL LIBREPENSADOR

http://www.ellibrepensador.com

«Notamos que se ha vuelto frágil nuestra osamenta cuando empezamos a recelar de cualquier caída, debe de existir un instinto que nos dice que nuestros huesos ya no son elásticos, que el cartílago se ha ido transformado en piedra y leña, pronto en cristal, que debemos obrar con cautela en los gestos que ejecutábamos sin pensar». Página 17.

«La calima había deshecho la lluvia de la tarde y al acercarnos al barranco vimos que la luna asomaba entre una celosía de nubes. Relucía preñada como una becerra, nos miraba, hay algo de mágico en los ojos de una embarazada, hinchada de blanco estaba aquella luna, luz mil veces repetida en el socavón de las canteras de mármol». Página 28.

«Dios nos libre de la sinceridad de los amigos, Val, de sus palomas mensajeras y sus repartos de culpas, de los necios con sus aduanas e impuestos, de las estúpidas verdades de la gente decente». Página 46.

«...la propiedad es el cordón umbilical que nos une al mundo, nos radica en él… Nuestra vida es una lucha por aumentar nuestro ejército de pertenencias. Somos fieros aprendices de conquistadores, cuantas más posesiones mayor ambición, narcisos que desean ver su reflejo en multitud de aguas. Si pudiéramos seguiríamos llevándonos ese patrimonio a la tumba, como en Etruria o Egipto, no para disfrutar de él sino para que no volviera a pertenecer a nadie». Páginas 104-105.

«El esqueleto es un hermano mayor sabio y hermético, probablemente no sea el hombre más que una oscura edad en el largo devenir de los huesos». Página 184.

Una novela que, al poco de empezar (página 8) te «ataca» con las siguientes palabras:

«Se deshace todo lo humano como un trozo de pan seco y ni el arqueólogo más tenaz encontraría un resto de legiones en el lago Trasimeno, ni balas o morteros en Anzio o en Montecassino; todo queda cubierto de zarzales y sotobosque… La naturaleza es más sabia que el hombre y no gusta de recuerdos, tritura lo que no le sirve, hace abono y siembra de sus muertos, vapor de sus lamparones»

es, sin duda alguna un reto para la fortaleza del lector. El golfo de los poetas cuenta una historia que ya ha sido desmenuzada otras veces, pero, como diría Poe si hubiera nacido en los noventa de nuestro siglo, «el secreto está en la forma». Porque la manera de relatarnos esas circunstancias que ya inspiraron a otros es sumamente peculiar. Quizá porque el narrador es un alcohólico que, tras un accidente, ha sufrido daños en el hipocampo y pierde la memoria reciente. Aunque en más de un momento de la novela cabe la pregunta de si es el accidente o su propio organismo el que le impide recordar el pasado más fresco, y por tanto la herida todavía dolorosa. Las cicatrices antiguas parecen arañar nuestra piel con los cambios de tiempo, los cumpleaños y las fechas determinadas, pero se trata de un ruido sordo, lejano, por mucho que en su día fuera una sutura infectada y purulenta. El pasado emponzoñado llama a la puerta con cierta niebla en el puño. Sin embargo el ayer que se toca con la mano todavía sangra.

Hace días, al reseñar Todas las maldiciones del mundo, comentaba los libros que hablan de la pérdida de la memoria. Aún podré añadir un tercero en breve a esta lista, si las circunstancias me lo permiten, pero la grandeza de la Literatura es comprobar los diferentes enfoques y puntos de partida que toma cada autor.

Fernando Clemot parece influido por la figura del escritor dado a los excesos: alcohólicos, sexuales… todo lo material o bestial que subyace en el ser humano y que es tan ser humano como su parte más elevada. Surgen en la mente Hemingway, Bukowski, y la Generación Beat al completo. Juega con la bisexualidad cuando la inminencia del deseo lo domina todo, y sugiere pasados de noches de juerga y noches gloriosas que quedarán para siempre en la telaraña del alcohol sin que nadie pueda rescatarlas.

Hay muchos aciertos en esta obra sobre la memoria: el concepto de las «ideas bisagra»; la estructura en siete días, como los que tardó Dios en crear el mundo y descansar; la localización en Carrara y en el llamado Golfo de los Poetas, siempre sugerentes y que le permiten imágenes sensuales muy poéticas rezumantes de fluidos; la crudeza y dulzura combinadas en dosis de acertado equilibrio; el combate psicológico del hombre contra sí mismo y su naturaleza…

La historia transcurre por los lentos cauces del tren antiguo, no por las rápidas autopistas contemporáneas sin límite de velocidad, dejándonos observar el paisaje exterior e interior del protagonista, auténtico laberinto de barrancos por el que resulta fácil caer a las playas de riscos. Por eso mismo la historia no está llena de acción, sino de un lento transcurrir por las imágenes grabadas en la mente obsesiva y adicta del protagonista.

Un libro para deleitarse con la escritura. Un libro para sufrir el progresivo descenso de un ángel oscuro que arrastra con sus metálicas alas el recuerdo, el presente recién acontecido y todo cuanto se encuentra a su paso, incluido pedazos de cielo.

Guillermo Arroniz
El Libre Pensador

CRÍTICA DE JOSÉ BELMONTE SERRANO EN "LA VERDAD" DE MURCIA SOBRE "ESTANCOS DEL CHIADO"




LA VERDAD | Sábado, 14 de Noviembre de 2009

El príncipe de Vómero



Fernando Clemot.
'Estancos del Chiado'
Paralelo Sur Ediciones.
196 páginas. 10 euros


Nada más difícil en el mundo de la creación literaria que escribir un buen cuento. Un relato que, entre otras muchas cualidades (lenguaje, originalidad, etc.), posea la no menos rara virtud de dejar un regusto en el lector, un recuerdo que se va paladeando poco a poco, difícil de borrar con el paso del tiempo, a pesar de esa brevedad que siempre lleva implícita. De ahí que, probablemente, sólo seamos capaz de recordar -a la hora de hablar del relato breve- media docena de nombres en el contexto de la literatura española contemporánea. El futuro, sin embargo, es esperanzador. Son cada día más los nombres que salen a la palestra, auspiciados por buen número de premios literarios (como el Setenil que concede el Ayuntamiento de Molina de Segura) que, en contra de lo que viene sucediendo en los galardones de novela, llevan consigo la inequívoca vitola de la seriedad y del rigor.

Estancos del Chiado, el libro de cuentos del barcelonés Fernando Clemot, sorprende, en primer lugar, porque no es habitual hallar entre los nuestros una prosa de tantos quilates. Su compromiso es únicamente con la literatura. Renuncia, de algún modo, a la espectacularidad y se centra tan sólo en la cadencia del relato. Así se explica, por ejemplo, que haya podido conseguir un cuento como el titulado El príncipe del Vómero, que podría figurar en cualquier antología, junto a autores tan clásicos como Cortázar, García Márquez, Muñoz Molina o José María Merino. De hecho, la alusión a estos creadores no es del todo gratuita. Se observa que la huella de los grandes de la literatura hispanoamericana se ver reflejada con absoluta nitidez. Y es que su magisterio se ha instalado, por fin, entre los nuestros. Son muchos los cuentos que podríamos citar. Basten tres ejemplos: El príncipe de Vómero, con el que se inicia esta antología, Cazadores de ganado, que, de alguna manera, nos recuerda lo mejor de Chejov, y el que da título a la obra, Estancos del Chiado, relato en el que Clemot practica la técnica del orfebre, aplicada a la literatura. El resultado no puede ser más positivo y, sobre todo, sorprendente. Clemot abre un nuevo camino en el género cuento cuando parecía que ya se había dejado dicha la última palabra. Pero la literatura es grande y hermosa porque nunca termina de sorprendernos del todo.

JOSÉ BELMONTE SERRANO

sábado, 7 de noviembre de 2009

ESTANCOS DEL CHIADO GANA EL PREMIO SETENIL 2009 AL MEJOR LIBRO DE C UENTOS PUBLICADO EN ESPAÑA




FERNANDO CLEMOT GANA EL SETENIL 2009 AL MEJOR LIBRO DE CUENTOS PUBLICADO EN ESPAÑA


El jurado del VI Premio Setenil acordó conceder el galardón a Fernando Clemot por su libro Estancos del Chiado, publicado por Paralelo Sur Ediciones, de Barcelona. El jurado estuvo compuesto por Javier Tomeo, José María Pozuelo Yvancos, José Belmonte Serrano y Manuel Moyano. El premio lo concede el Ayuntamiento de Molina de Segura (Murcia), tiene una dotación de 12.000 euros, e incluye también la inserción de anuncios en prensa, así como la edición de una separata con uno o varios relatos del ganador.

Los finalistas del premio han sido:
Juan Carlos Márquez, Oficios, Castalia
Juan Bonilla, Tanta gente sola, Seix Barral.
Arturo Enríquez, El espacio alrededor, De la luna libros.
Juan José Millás, Los objetos nos llaman, Seix Barral.
Juan Ramón Santos, Cuaderno escolar, Editora Regional de Extremadura.
Vicente Molina Foix, Con tal de no morir, Anagrama.
Jon Bilbao, Como una historia de terror, Salto de Página.
Fernando Clemot, Estancos del Chiado, Paralelo Sur.
Carlos Salem, Yo también puedo escribir una jodida historia de amor, Escalera
Andrés Pérez Domínguez, El centro de la tierra, Paréntesis.

Historial del Premio: En su primera edición el premio fue otorgado a Alberto Méndez por su libro Los girasoles ciegos, en la segunda a Juan Pedro Aparicio por La vida en blanco, en la tercera a Cristina Fernández Cubas por Parientes pobres del diablo, en la cuarta a Sergi Pàmies por Si te comes un limón sin hacer muecas, y en la quinta a Óscar Esquivias por La marca de Creta.

Enlaces sobre la noticia

CRÍTICA DE CARE SANTOS EN "EL CULTURAL" DE EL MUNDO (30-10-09)
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/26066/Estancos_del_Chiado

DIARIO ADN:
http://www.adn.es/local/lleida/20091105/NWS-1246-Estancos-Fernando-Setenil-Premio-Clemot.html

THADER TELEVISIÓN: NOTICIA Y VIDEO:
http://www.thaderdigital.es/Noticias.aspx?FrmIdNoticia=5437

MURCIA DIGITAL
http://www.murcia.com/molina/noticias/2009/11-05-fernando-clemot-obra-estancos-chiado.asp

LA NAVE DE LOS LOCOS ( BLOG DE FERNANDO VALLS)
http://nalocos.blogspot.com/2009/11/fernando-clemot-gana-el-setenil.html

RELATADURAS ( BLOG DE JUAN CARLOS MÁRQUEZ)
http://juancarlosmarquez.blogspot.com/

RADIO COMPAÑÍA: NOTICIA Y AUDIO ENTREVISTA
http://radiomolina.com/noticias/Ficha.aspx?FrmIdNot=3581

domingo, 1 de noviembre de 2009

CRÍTICA DE CARE SANTOS SOBRE "ESTANCOS DEL CHIADO" APARECIDA EN EL CULTURAL DE "EL MUNDO"


http://www.elcultural.es/articulo.aspx?id=26066

Si tuviera que elegir una palabra que definiera este libro, sin duda sería “nostalgia”. La hay a raudales en esta primera colección de relatos del barcelonés Fernando Clemot (1970), tanta como capacidad para seducir al lector. El nombre de Fernando Clemot hace tiempo que suena en el universo de los certámenes de relato españoles. Cualquiera que conozca un poco el terreno sabrá que ganar el Kutxa Ciudad de San Sebastián o el Hucha de Oro equivale a haber conquistado una incuestionable excelencia. De estos cuentos premiados, y de varios otros, se nutre este primer volumen del autor, que con toda justicia le valió figurar entre los finalistas del prestigioso premio Setenil, otorgado por el Ayuntamiento de Molina de Segura .

Estancos del Chiado, como decía, rezuma nostalgia. Los escenarios recobrados por la memoria, los personajes de un ayer cercano pero perdido para siempre, las peripecias amargas que el tiempo dejó atrás, o los paisajes que otra época nos brindó, son aquí omnipresentes. El pasado, podría decirse, es el protagonista absoluto de esta docena de historias, aunque no siempre es igual su remembranza: va desde la melancolía dulce de “El príncipe de Vómero” a la saudade triste del relato que da título al volumen o a la frustración descarnada de “Terrazas de Otoño”. El poder creador de la memoria en toda su variedad.

El universo de Clemot es viajero, pero familiar. Paisajes italianos, portugueses y españoles, siempre mediterráneos, contados con una prosa que es la mejor credencial de su autor. Cadencias largas, adjetivos bien medidos y un acierto constante en la dosificación de los énfasis. El primer libro de alguien que ha escrito mucho, y que por eso mismo merece ser leído.

Care SANTOS

CRÍTICA APARECIDA EN "EL PLACER DE LA LECTURA" (2-11-09)


CRÍTICA APARECIDA EN "EL PLACER DE LA LECTURA" (2-11-09)


http://www.elplacerdelalectura.com/2009/11/el-golfo-de-los-poetas-fernando-clemot.html

Fernando Clemot consigue embriagarnos por completo con su libro El golfo de los poetas. Siempre queremos más, unas palabras, unas páginas. Cuesta soltarlo. Es como el trago ardiente que espera su protagonista, aquel que le hará sentirse mejor. La espera para retomar su lectura se convierte en una angustia vital. Consigue que su personaje Leo Carver nos hipnotice y cautive mediante su personalidad de despojo humano. No hay muchos alcohólicos, adictos al sexo y a las drogas en la literatura con su fina mirada y su afilada autocrítica, paradójicamente sobrio en la definición de los detalles, que tristemente olvidará en unos minutos. (más)

El catalán ha escrito un libro maduro, adulto, aspero como el primer empellón a la botella. Exigente consigo mismo vierte en la almazara de su composición un vocabulario denso, oleoso, pocas veces sucio, del cual exprime y extrae un rico lenguaje armónioso, ordenado, fabricado con frases largas pero sostenidas y párrafos plenos de reflexiones entrelazadas. Una estructura clásica que sin embargo soporta una novela moderna, actual, viva y audaz.

Siete días de vacaciones en Italia con Leo Carver, escritor en línea descendente, con su vida al borde del abismo, llevada al límite de la autodestrucción, pero sin atisbo de suicidio. Treinta años antes aquel mismo lugar supuso un amargado hito en su existencia. Val su amante de dos meses aparece con su pelo rizado y su pecho breve y un poco vencido en cada esquina, en cada rayo de sol, en cada curva de otra mujer. Los recuerdos de entonces regados con el alcohol actual queman la mortaja que le supone su cuerpo hinchado y premuerto por los abusos. Rocío su mujer actual molesta más que ayuda, mientras el único consuelo de cincuentón que le queda es la vitalidad de su hija Selma.

Su enfermedad de hipocampo le impide recordar lo reciente, lo diario. No obstante a nosotros nos lo cuenta en alta definición sin enturbiarlo con su estado ebrio. Anna, una jovencita admiradora, Molisse, el administrador de la casa, Walter, un antiguo compañero de los años de Val, junto con Ruben su editor, suponen las etapas alternadas mil veces, los secundarios de la maraña de presente y pasado bañados en coñac y tabaco, en sexo y arena, en realidad y fantasía de una búsqueda incoherente y sin sentido.

Con esto nos bastaría, Clemot habría conseguido un libro superior a la media. Pero su talento abunda aún más y la resolución documental del affaire de hace tres décadas junto con el último escorzo sobre el vacío que redefine todo lo anteriormente leído, elevan el nivel y el interés, para subyugarnos y atarnos al infierno emocional que atormenta al personaje de Leo.

Tensión sostenida y creciente, elegancia de estilo, composición armoniosa y un personaje que debería hacer historia, tienen su comunión en un texto que difícilmente olvidaremos, no apto para cualquiera, amargo, seco, duro, estriado y cortante hasta la hemorragia, pero del que un paladar gourmet literario sabrá extraer y destilar hasta la última gota de una esencia única.

RESEÑA DE LA EDITORIAL

En El golfo de los Poetas discurren en paralelo dos ejes temáticos principales: la memoria y el absurdo existencial. El protagonista y narrador, Leo Carver, es una figura lúcida que se enfrenta al mundo desde una actitud trágica, a través del exceso alcohólico, sexual y social, aun sabiendo que su lucha contra el vacío está condenada al fracaso. Buscando algo que dé sentido a su vida, se embarca en un viaje en busca de la memoria perdida: los indicios para esclarecer la muerte de una joven poeta a la que amó treinta años antes. Incapaz de retener sus recuerdos recientes, se obliga a apuntar todo en un diario para intentar reconstruir los momentos fundamentales de su trayectoria vital a través del contacto con lugares y personajes del pasado. Pero su visión deformada de la realidad se interpone constantemente y engendra una historia distinta, una realidad subjetiva que se impone a la objetiva, creando un escenario paralelo, más real si cabe en la torturada mente de Leo Carver. Un personaje cuya talla moral no está en sus obras ni en sus actos (que más bien resultan amorales) sino en su capacidad de rebelión ante lo absurdo.
Clemot narra con un estilo personal de una coherencia impecable, con hallazgos tan fascinantes como los «conceptos-bisagra» (una idea abre las puertas a otras nuevas) y con un fino manejo de la ironía que alcanza todo su esplendor en la última parte de la novela.

miércoles, 28 de octubre de 2009

sábado, 3 de octubre de 2009

VÍDEO DE LA ENTREVISTA REALIZADA POR CANAL-L SOBRE "EL GOLFO DE LOS POETAS"



VÍDEO DE LA ENTREVISTA PUBLICADA EN CANAL-L SOBRE "EL GOLFO DE LOS POETAS" ( Realizada el 21/9/09 en la presentación en Llibreria Bertrand)





Dentro de la misma página recomiendo también las entrevistas a Claudia Apablaza y a Loopoesía

lunes, 28 de septiembre de 2009

ARTÍCULO DE JORDI GOL CORZO SOBRE "EL GOLFO DE LOS POETAS"




ABSURDO, MEMORIA Y CULPA* de Jordi Gol Corzo



* Artículo leído en la presentación de la novela "El golfo de los Poetas" de Fernando Clemot ( Barataria, 2009)


Absurdo, memoria y culpa, estos son los tres grandes ejes temáticos que atraviesan la novela de Fernando Clemot, El golfo de los poetas; estas son las tres grandes obsesiones de su personaje principal Leo Carver, en su búsqueda suicida de sentido para una vida que zozobra al borde ya del naufragio definitivo. Leo Carver, centro y eje de la novela, impone al lector su punto de vista de escritor alcohólico y desmemoriado que, paradójicamente impone una figura lúcida en sus reflexiones y en su voluntad de enfrentarse a un mundo al que no le encuentra sentido. En una vuelta de tuerca a la tragedia clásica, Leo Carver sufrirá su Katábasis, su particular descenso a los infiernos a través de sus excesos alcohólicos, sexuales, sociales e, incluso, verbales. Incapaz de retener sus recuerdos recientes, que apunta en una libreta para poder retenerlos, se sumerge en una lejana geografía memorística en busca del error trágico que le ha llevado a su situación actual. Así, aunque personaje grotesco y desmesurado, Leo Carver sabe transmitirnos esa grandeza de los héroes trágicos, Edipo, Antígona, Medea… grandeza que se revela sobre todo en su caída y en la dignidad con la que hacen frente a su destino adverso.
¿Y cuál es el ananké, el destino adverso Carver? En principio, al lector le resulta un enigma. Es un escritor de éxito, que disfruta de la compañía de una amante bastante menor que él, con una hija que lo quiere y con un indiscutible éxito entre las mujeres. ¿Cuál es la razón de su malestar vital, de su hastío? Ni él mismo lo sabe seguro, aunque tiene ciertos pálpitos de que hubo un momento en su pasado, un acontecimiento trágico, que cambió totalmente su destino. Para descubrirlo, el lector deberá dejarse llevar por la corriente de memoria de Leo Carver e ir reconstruyendo su pasado, remoto e inmediato, para rasgar los últimos velos del secreto. Y ello significa dejarse arrastrar a un mundo de excesos, del que es difícil salir indemne, a través de una visión del mundo absolutamente deformada por la personalidad del personaje, que es quien nos guía a través de su punto de vista transtornado por el alcohol, la desmemoria y la culpa. El lector se deja seducir por la personalidad del Carvery se enrola con él en su singladura vital, pero siempre manteniendo una sombra de duda, de sospecha de que es la voluntad de Carver la que le impone los hechos, por encima incluso de éstos.
Absurdo, memoria y culpa, decíamos que son los ejes de la novela. La rebelión titánica de un hombre lúcido que lucha contra la ausencia de sentido de la vida, contra el absurdo vital (que nos enseñaron Sartre y Camús) aún a sabiendas de que está condenado al fracaso, de que de esa lucha sólo extraerá dolor y desesperación. Sin embargo, aunque rebelde, Leo Carver es muy consciente de la inexorabilidad de su destino y, pese a enfrentarlo, bucea el cenagal de su memoria en busca del momento en el que ese destino se truncó. Y es por ahí por donde entra la culpa. Una culpa objetiva y reciente (en el tiempo de la novela) que Leo Carver se empeña en buscar en un pasado remoto, en una relación de su juventud que intuimos que tuvo un lúgubre final. Incapaz de asumir la responsabilidad por la enormidad de su delito, Leo busca en una culpa lejana los motivos de su malestar vital y de su cósmica rebelión contra el orden del universo. Lo magnífico de la novela de Fernando Clemot es su cuidad estructura, ya que, viendo el mundo a través de la mirada de Leo Carver, quijote trágico que alterna momentos de demencia con momentos de lucidez, sus deformaciones subjetivas de la realidad son perfectamente naturales, y solo más adelante, cuando algún testigo desmiente alguna, nos damos cuenta de que tan sólo eran fruto de su imaginación. Y la figura del Quijote me viene al pelo para hacer una analogía: el caballero manchego siempre se mueve en dos planos: el cómico y el épico, porque si bien en el plano de la realidad (de la novela) el personaje resulta grotesco y sus acciones cómicas, en el plano subjetivo de su imaginación resulta objetivamente épico, pues con épico arrojo se lanza a sus imaginarias aventuras, que pese a todo son acciones que requieren de valor y un esfuerzo indiscutibles. De la misma forma, aunque ni la realidad objetiva y la subjetiva de su memoria le obedezcan siempre, Leo Carver siempre mantiene su grandeza, porque su talla moral no está en sus obras (que acaban resultando casi siempre amorales) sino en su capacidad de rebelión estéril, imposible, ante un destino que cree tan absurdo como inexorable; aunque sepa que esa rebeldía solo conduce al desastre y, en definitiva, a la muerte.
Para terminar, no me gustaría acabar sin hacer referencia a uno de los mayores valores literarios del libro: el estilo; un estilo personal, elegante, de una coherencia impecable, con hallazgos tan fascinantes como los “conceptos-bisagra” (conceptos que abren puertas a otros), y con un fino manejo de la ironía que alcanza todo su esplendor en la parte final de la novela.
El lenguaje –poético en muchas ocasiones– empleado por Fernando Clemot se aparta deliberadamente del uso cotidiano y vulgar. No es el suyo un lenguaje trillado y manido, de estructuras rígidas y predefinidas, de tópicos estilísticos y sintácticos, lugar común por influencia de los medios de comunicación: lo que Clarín llamaba “la obra muerta del lenguaje”. La voluntad de estilo de Clemot crea una lengua literaria al servicio de la novela (“L'Idée n'existe qu'en vertu de sa forme”, dice Flaubert), en la que la palabra es capaz de desplegar sugerencias y significados, implicando al lector en la recreación de la memoria de Leo Carver y convirtiéndole en partícipe de su aventura vital.

domingo, 13 de septiembre de 2009

UNA GRAN NOTICIA: "ESTANCOS DEL CHIADO" FINALISTA DEL VI PREMIO SETENIL AL MEJOR LIBRO DE CUENTOS PUBLICADO EN ESPAÑA



"ESTANCOS DEL CHIADO" FINALISTA DEL VI PREMIO SETENIL AL MEJOR LIBRO DE CUENTOS PUBLICADO EN ESPAÑA

La Comisión de Preselección del VI Premio Setenil 2009 al Mejor Libro de Relatos Publicado en España, les comunicamos la lista de los 10 títulos finalistas de entre los 74 presentados.

Juan Carlos Márquez, Oficios, Castalia.
Juan Bonilla, Tanta gente sola, Seix Barral.
Arturo Enríquez, El espacio alrededor, De la luna libros.
Juan José Millás, Los objetos nos llaman, Seix Barral.

Juan Ramón Santos, Cuaderno escolar, Editora Regional de Extremadura.
Vicente Molina Foix, Con tal de no morir, Anagrama.
Jon Bilbao, Como una historia de terror, Salto de Página.
Fernando Clemot, Estancos del Chiado, Paralelo Sur.
Carlos Salem, Yo también puedo escribir una jodida historia de amor, Ediciones Escalera
Andrés Pérez Domínguez, El centro de la tierra, Paréntesis.

El jurado estará compuesto por Javier Tomeo (presidente), José María Pozuelo, José Belmonte Serrano y Manuel Moyano.

Pd. Destacamos que también están en la final los amigos de Escalera y Salto de Página con Carlos Salem y Jon Bilbao. Lo dicho, una gran fiesta

miércoles, 9 de septiembre de 2009

"EL GOLFO DE LOS POETAS": YA A LA VENTA



EL GOLFO DE LOS POETAS de Fernando Clemot ( Barataria Ediciones)

288 páginas - Ed. 2009

ISBN: 978-84-95764-90-4

PVP: 17€


Argumento:

Leo Carver es un veterano novelista venido a menos que llega a una villa de alquiler cerca de Carrara. Al escritor le acompañan: Rocío, su jovencísima mujer; Mery, una hermética amiga de Rocío a la que Leo no soporta, y Selma, la única hija de Leo, todavía adolescente.

Estamos en los últimos días del verano y todo parece acompañar a unas vacaciones deliciosas pero pronto queda claro que no va a ser así de ninguna forma. Leo está nervioso, ha dejado su medicación y está próximo a la neurosis. Le obsesiona el alcohol y su absoluta falta de memoria reciente. Nada de lo que le rodea le ayuda a salir de esta pesadilla. Conoce el escenario (estudió en la Universidad de Pisa treinta años atrás) y los recuerdos más oscuros de aquel tiempo le asalten por donde quiera que vaya. De entre toda la memoria de aquel tiempo le perturba especialmente la imagen de Val Gale, una joven poetisa inglesa con la que salió en sus tiempos en la Universidad y cuya muerte se empeñará en aclarar treinta años después.

La novela discurrirá encajonada entre el dolor de los recuerdos que atormentan al protagonista y el hastío que le produce lo cotidiano. Leo Carver nos propone una aventura, un viaje a tumba abierta hacia las raíces de la memoria, de la reciente que se le escapa y de la lejana que lo acosa pero que también le sirve de acicate. En esta búsqueda febril topará con dos personajes que tratarán de ayudarle: Walter, un antiguo compañero de estudios que le acompañará en la investigación sobre Val, y Anna, que lo deslumbrará por su frescura. El personaje de Anna almacena todo lo que el protagonista ha ido perdiendo por el camino, promete una redención imposible, alumbrará con su deseo al final de lo oscuro. El relato abre en canal la memoria del protagonista que puede ser también la memoria de todos: la memoria desgajada como un puzzle, con sus laberintos y sus juegos, la memoria como dolor y vida pero también como engaño.
En lo estructural “El golfo de los Poetas” tiene una disposición peculiar: se divide en capítulos que tienen una correspondencia con los días de la única semana que el escritor permanecerá en Carrara. Domingo veintiocho, lunes veintinueve... cada día establece una sincronía entre el pensamiento del escritor y las anotaciones fracturadas en su libreta de desmemoriado.
“El golfo de los Poetas” es una novela cruda e íntima, exigente pero también con gancho puesto que el interés por el desenlace funciona en todo momento. Puede que esta combinación sea la clave de la novela...Cabe destacar por último la prosa cuidada (aunque no farragosa) en que se articula el relato.
La novela fue finalista de los premios Logroño de Novela y Café Gijón en el año 2007 y del premio Ateneo de Sevilla en el 2008.



Opinión crítica sobre “El golfo de los Poetas”
por Jordi Gol Corzo


El golfo de los Poetas discurre paralela a dos ejes temáticos principales: la memoria y el absurdo existencial. Leo Carver es una figura lúcida que, lejos de aceptar la ausencia de sentido de la vida, se enfrenta al mundo desde una actitud trágica, a través del exceso alcohólico, sexual y social, aún sabiendo que su lucha ante el vacío está condenada al fracaso. Buscando algo que justifique su vida, se embarca en un viaje en busca de una memoria imposible. Incapaz de retener sus recuerdos recientes, lo que le obliga a apuntar todo en una libreta, trata de dar un mínimo sentido a su vida reconstruyendo un momento fundamental de su trayectoria vital a través del contacto con lugares y personajes del pasado.

Pero su visión deformada de la realidad se interpone constantemente y crea una historia distinta, una realidad subjetiva que se impone a la objetiva, creando un escenario paralelo, más real si cabe para la torturada mente de Leo Carver.
De esta forma, y a través de una singular interpretación de la novela memorialística, ya que se organiza en una compleja estructura –instalada en el tiempo subjetivo de la geografía mental del protagonista- de fechas, vivencias y anotaciones en las libretas, el punto de vista de Leo Carver lo invade todo y nos cuenta su propia realidad a través de su personal hermenéutica de los acontecimientos. El personaje se constituye en centro de la novela y de él emana la narración. De ahí que el lector, seducido por la personalidad de Carver, se deje arrastrar, llevado por su percepción del mundo, pero manteniendo siempre una sombra de duda, de sospecha de que es más la voluntad de Carver la que impone los hechos que estos por sí mismos. Dentro de este contexto Carver se exhibe a sí mismo como un ser torturado, en lucha constante contra un absurdo existencial que no comprende y que se niega a aceptar.

Un personaje de tragedia clásica en busca del error trágico que lo condujo a su caída, pero mantiene una dignidad titánica en su particular descenso sin retorno a los infiernos. Un personaje cuya talla moral no viene dada por sus obras y sus actos (que más bien resultan amorales) sino por su capacidad de rebelión ante lo que cree absurdo, aunque sepa que esa rebeldía solo le va a conducir al desastre.
Todo ello narrado con un estilo personal, de una coherencia impecable con hallazgos tan fascinantes como los “conceptos-bisagra” (conceptos que abren puertas a otros)- y con un fino manejo de la ironía que alcanza todo su esplendor en la parte final de la novela.

BIOGRAFÍA AUTOR

Fernando Clemot nació en Barcelona en 1970 y es escritor y editor.
Su trayectoria literaria se había centrado hasta el momento en el relato corto habiendo obtenido una veintena de premios entre los mejores de la modalidad como el Kutxa Ciudad de San Sebastián 2006, el premio de la revista Barcarola en 2002, el Art Nalón en 2003 y los premios Villa de Guardo, Ciudad de Hellín, Villa de Benasque, San Isidoro y Ciutat de Viladecans en dos ocasiones.
Otras narraciones del autor también han sido también publicadas al quedar finalistas de premios como el FUNCAS (Hucha de Oro) en los años 2004 y 2005, el Premio Julio Cortázar del Instituto Cubano del Libro en 2006, el Premio Ciudad de Cádiz en 2006, el Premio Internacional de La Felguera en 2004 y el Premio Internacional de la UNED en 2003.
Ha publicado, junto a Klaus Zilles, el recopilatorio “En la frontera: I migliori racconti della lettaratura chicana” ( Gran Vía Edizioni: Milano, 2008) y el libro de cuentos “Estancos del Chiado” ( Paralelo Sur Ediciones) en 2009. Colabora también en revistas literarias como Quimera, Barcarola, Literaturas, Paralelo Sur, La Jiribilla, El Otro Mensual y La Siega.
“El golfo de los Poetas” es su primera novela y fue finalista de los premios Ateneo de Sevilla y Ciudad de Logroño en 2008



sábado, 5 de septiembre de 2009

ARTÍCULO SOBRE "ESTANCOS DEL CHIADO" EN EL SÍNDROME CHEJOV




Artículo sobre Estancos del Chiado aparecido en la revista web El síndrome Chéjov que dirige el escritor almeriense Miguel Ángel Muñoz el pasado 4 de agosto

CRITICA DE ESTANCOS DEL CHIADO ( Salva Redón, Revista del Taxi: Agosto de 2009)


Mentre el gran públic devora quatre
best sellers a centenars de milers, hi ha
desenes de nous llibres molt més nutritius
que passen desapercebuts. És el
cas de Estancos del Chiado, un llibre
de relats que cal degustar amb calma,
paraula a paraula, frase a frase, conte a
conte, per gaudir de la literatura durant
moltes hores, molt més enllà de les
dedicades estrictament a la seva lectura.
O a la seva relectura!
El volum recopila una dotzena de relats
tots ells premiats en diferents concursos
literaris. Concursos, cal matisar,
que poc tenen a veure amb els coneguts
certàmens dissenyats com a
estratègia promocional de tal o qual
novel·la o novel·lista. Concursos, però,
molt prestigiosos en la modalitat de
relat: Kutxa Ciudad de San Sebastián,
Julio Cortázar de l’Instituto Cubano del
Libro, Ciudad de Cádiz, i un llarg etcètera.
Els contes s’agrupen en tres
blocs: Mitologías, El jardín de la memoria
i Ocasos; però és un concepte del
segon bloc, memòria, el que dóna un
pòsit comú a tot el contingut. La
memòria com a record real, concret i
individual, o com a enyorança d’un
passat no viscut, intuït, sovint de domini
públic; destil·lada per la sensibilitat
personalíssima de l’autor per ser retornada
a l’esfera col·lectiva de la millor
manera possible, com a nova matèria
primera per a la retroalimentació d’una
memòria comuna, compartida, enriquidora
i vivificant. Ecos, mirades, actituds
i paraules per retenir.
Tal és l’efecte provocat per Fernando
Clemot, per allò que escriu i per com ho
escriu. Perquè és el llenguatge la clau
que permet l’aprehensió precisa del passat,
dels espais i de les personalitats dels
protagonistes de Estancos del Chiado.
Un llenguatge precís i elegant, escollit
amb cura d’artesà, de forjador d’històries,
propi del lector infatigable que es
coneix els clàssics de debò. Un llenguatge
molt líric, alhora, que no busca sorprendre
amb efectismes, sinó conjurar
els significats amb la riquesa infinita dels
significants per tal de projectar una imatge
plena de contingut, una evocació tangible.
En literatura es pot transcendir l’ànima
d’una altra manera?
Qui vulgui transitar pel llibre es trobarà
amb escenaris i personatges reals perfectament
recreats –que no només descrits–
per Fernando Clemot: Lisboa,
París, Roma, Barcelona, Totò, Eça de
Queiroz... Escenaris i personatges que,
lluny de constituir meres excuses per
desenvolupar qualsevol tema o trama,
esdevenen motius fonamentals dels
relats. És freqüent partir d’una situació
més o menys anecdòtica per desembocar
en una història densa, intensa, de
desenllaç desassossegant o, com a
mínim, incert, mai complaent, perquè
no hi ha veritat més universal que el pas
del temps i l’abocament a la ruïna física,
quan no també moral, d’allò que un dia
potser va ser gran o molt gran, ja siguin
persones, paisatges, o construccions o
creacions humanes. Això és el que descobreix
un jove i ambiciós periodista que
vol arribar fins a un moribund Totò a El
príncipe del Vómero. Això descobreix
també el protagonista del relat que dóna
títol al llibre, Estancos del Chiado, al barri
lisboeta “del que todavía brotaba un hálito
de humo, a escombro, un bostezo
vago como el que deja en la boca el primer
café de la mañana. Luego con el
pasar de los coches y autobuses aquel
espectro desaparecía, retornaba aquel
fuelle al estómago fétido de las ruinas”.
El que descobreix l’adult que recorda un
paradís d’infant a El verano del cortapichas,
o l’home vençut pels remordiments
quan retorna a l’escenari fatídic
de Piedivalle a Levante.
Tanmateix, que ningú no pensi que ens
trobem davant un llibre pessimista,
melancòlic i encarcarat. Hi ha molta ironia
recorrent la columna vertebral de l’obra,
inclús moments decididament
humorístics. Relats com Árbol de familia
o Terrazas de otoño no deixen indiferents
precisament perquè tracten amb un to
desenfadat qüestions prou serioses.
No ho havia dit, però no puc recomanar
Fernando Clemot sense apuntar que va
néixer a Barcelona el 1970 i que compagina
creació i edició literària. És
col·laborador de revistes com Quimera,
Barcarola, Literaturas, Paralelo Sur, La
Jiribilla, El Otro Mensual y La Siega. Ha
estat finalista en alguns certàmens de
novel·la, gènere en el qual prepara una
imminent incursió pública. De ben
segur us en parlaré un altre dia.
Salvador Redón
revista-taxi@amb.cat

Enlace con la edición de la revista:
http://www.taxibarcelona.cat/Portals/0/pdfs/pdfs/Taxi%20185web.pdf

ESTANCOS DEL CHIADO EN RNE





El pasado 2 de agosto el programa de Radio Nacional ( Radio 5) hizo un monográfico sobre Estancos del Chiado. El programa lo dirige el escritor Juan Jacinto Muñoz Rengel y al mundo del relato corto.
El Web del programa es:
http://rne.literaturaenbreve.com/2007/10/literatura-en-breve-es-el-programa-de.html
Estamos esperando el audio de la emisión para enlazarlo

martes, 30 de junio de 2009

CRÍTICA DE ESTANCOS DEL CHIADO ( Luis Vea García, Llegir en cas d'incendi, junio de 2009)







Para leer algunos de los libros que se editan actualmente no hace falta nada, ni siquiera interés. Algunos se leen en un continuo pasar de hojas en el que uno puede saltarse frases sin que el resultado final quede alterado. Para leer el libro de Fernando Clemot, Estancos del Chiado, uno debe preparar el espíritu, debe tener esa rara disposición que sólo poseen los que abren los libros para releer una línea o un párrafo. Porque la lectura de Estancos del Chiado debe ser una lectura pausada, línea a línea, palabra a palabra, degustando cada adjetivo tanto como cada verbo.

Es el lenguaje de Clemot un lenguaje depurado, que busca el término exacto pero, a la vez, que se deleita con las sonoridades, con las letras, con las palabras... Fernando es, evidentemente, un constructor de historias, un artesano del cuento. Perfecto conocedor de los tiempos en que se desarrollan las acciones, recorre las historias con la intensidad precisa procurando nunca defraudar, incluso cuando alguna vez se puede intuir el final del relato (Cazadores de ganado). No es extraño que con semejantes habilidades, Clemot haya ganado tantos premios. El autor divide el libro en tres partes: Mitologías, El jardín de la memoria y Ocasos. Son los que conforman la última parte, los cuentos cuya redacción es más sencilla, historias en las que el autor va tirando del hilo desde la anécdota hasta llevarnos a un inesperado desenlace. Son cuentos para leer de un tirón pero que dejan poso. El poso de la reflexión que invita a una posterior relectura. Y, sin embargo, hay una excepción. El primero que constituye esta serie, Levante, es un cuento que, en sí mismo, esconde el más terrible de los secretos. Un secreto al que el autor nos va llevando lentamente, iluminándonos el camino hasta mostrarnos el panorama en un final absolutamente desasosegante.

La primera parte, Mitologías, me remite a la redacción del mito que hacía Roland Barthes en Mitologías. Fernando Clemot convierte en personaje a Eça de Queiroz en un relato, Una dame sans merci, acercándose a los cuentos de Poe. Juega con la historia en el relato Orgullosamente apasionado, a veces con la capacidad de alterarla o de gestar una ucronía.

En la segunda parte, El jardín de la memoria, Fernando Clemot habla del recuerdo. Un recuerdo a veces cercano, El verano del cortapichas, Bautizos de primaveras pasadas. Otras veces el recuerdo nos remite a un lugar, a Lisboa, como el relato que da título al libro, Estancos de Chiado. Incluso se atreve a investigar sobre su propio origen.¿Cuánto habrá de fantasía y cuánto de realidad en esa historia?. En definitiva, si la lectura pausada, si la lectura que deja poso, si la lectura de un libro que hace reflexionar les seduce, lean a Fernando Clemot.

Lean Estancos del Chiado.

Luis Vea García.